Nuestro país, desde antes de la conquista, ha sido un país minero.
Los dos grandes centros de irradiación minero y metalurgia precolombina, fueron el altiplano colombiano y el altiplano peruano boliviano.
Los aborígenes de la zona colombiana, denominados Chibchas, conocían las aleaciones de cobre y oro nativo en diferentes proporciones.
Los aborígenes del altiplano boliviano y peruano conocían las aleaciones de cobre, y oro nativo, trabajaban el estaño y conocían las técnicas del martilleo, vaciado de metal, repujado, endurecimiento por martillo en frio, elaboración de estaño.
Antes, mucho antes que llegaran los europeos, tres siglos antes, ya soldaban el cobre.
Con las consecutivas invasiones incas, bajo el gobierno de Inca Yupanqui, sucesor de Pachacutec, estos conocimientos se esparcieron en toda la zona norte y centro de lo que sería nuestro país.
Cuando los conquistadores llegaron a nuestra al Aconcagua, la gente de nuestra zona tenía tal grado de especialización en actividades mineras, que el gran Michimalongo, para mantener la paz, pactó la asesoría de indígenas con alto grado de especialización minera, en lo que sería hoy ingenieros mineros y metalúrgicos a los españoles, para la producción minera en Marga Marga.
Hablar de la historia de Chile, desde antes que existiera como tal, de las rebeliones de mediados del siglo 19, del surgimiento de la cuestión social, de los movimientos obreros, de los conflictos políticos que trajo la chilenización y posterior nacionalización del cobre con su desenlace sangriento y de opresión, es hablar de minería.
Antes fue la plata, después el salitre, luego el cobre, y mañana el litio. Toda nuestra historia productiva, y por lo tanto nuestra historia como nación está y estará cruzada con la minería.
La tensión constante que ha cruzado nuestro desarrollo como país, básicamente, desde pipiolos y pelucones en adelante, ha estado marcada por la lucha entre las provincias y el centro, entre minería y agricultura, sin perjuicio del conflicto que atraviesa siempre el desarrollo de los medios de producción y propiedad. Y el de clases.
Por eso, que más allá de la mera consigna, cualquier persona con un poco de razonabilidad, entiende que, aunque no se quiera, la explotación minera en nuestro país es fundamental, y por supuesto también en nuestra zona. No sólo se constituye en el método de subsistencia de la gente que trabaja directamente en Codelco, como se cree, sino que además, toda la actividad comercial, de transporte, servicios, y en fin, el giro económico de nuestras comunas, gira en torno al cobre.
Dónde y cómo entonces se define la delgada línea en que esto, que podría ser una actividad altamente beneficiosa para nuestra zona, se transforma nada más que en una despiadada actividad depredadora, extractiva e irresponsable con el futuro de nuestra tierra.
Conocer las antiguas salitreras en el norte del país, constituye una experiencia única de lo que se debe o no hacer. Estas, son verdaderos emplazamientos desérticos, abandonados, en que básicamente se extrajo lo que se quiso y pudo. Apenas terminó la producción, fueron abandonados. Hoy son pueblos desolados. Nada quedó, fueron literalmente exprimidos.
La experiencia histórica de nuestro país en materia económica, es que Chile nunca ha tenido un proyecto real de largo plazo. No hemos sido más que una simple fuente inagotable de recursos naturales, explotados de manera irresponsable, sin industrialización, ni manufactura, salvo el paréntesis que comenzara con Pedro Aguirre Cerda y la sustitución de importaciones y crecimiento hacia adentro, y que terminara con la dictadura en los setenta. Esta falta de proyecto histórico, indudablemente, se replica en las comunidades de nuestro país.
Cuando uno pide un plan coherente de desarrollo, que tienda a potenciar nuestra zona, a mediano y largo plazo, que mejore capacidad instalada, que dé trabajo, que especialice a su trabajadores, que sea responsable con la seguridad y sobretodo con el cuidado del medio ambiente, entonces uno es un irresponsable, irreverente, a quien por cierto hay que castigar, no dando y pagando los shows que se realizan en la comunas obedientes y sumisas.
Quienes genuinamente amamos nuestra tierra, donde nacimos, donde vivimos, donde crecen nuestros hijos, solo queremos una vida buena, con futuro, que no se utilice solo para exprimirla y luego ser desechada, dándonos cuenta que producimos lo que levanta a este país, mientras en algunos sectores nuestros, vive la gente aún como en los tiempos de la colonia.
Hace 10 meses atrás en la comuna de Calle Larga se llevó a cabo un extraordinario seminario sobre energías renovables no convencionales, energías limpias y producción minera. Asistieron notables personajes y académicos, entre ellos el destacado ex ministro Máximo Pacheco. No asistió Codelco, a pesar de ser formalmente invitado. Desidia, abulia, falta de interés. Sólo somos la zona de sacrificio para sus proyectos.
En dicho seminario, entre otras cosas, se abordó el como en otros países, y lugares de nuestro propio país y del mundo se desarrolla una minería que de verdad reviste las características de responsabilidad ambiental, social y empresarial.
Experiencias como la australiana, con proyectos mineros que toman en consideración real a las comunidades afectadas. Con bonos de participación de las riquezas obtenidas, con planificación estratégica a corto, mediano y largo plazo, con proyectos educativos destinados a la especialización laboral de la gente que vive en los territorios, cuidado real al medio ambiente, utilización responsable del recurso hídrico, inversión planificada con las autoridades locales para proyectos destinados al desarrollo productivo en esas zonas.
O la experiencia de otras comunas en nuestro propio país, en que se entrega internet gratuito, en que se toma en consideración a las autoridades locales y el plan de desarrollo comunal (PLADECO). En donde se construyen liceos mineros por las propias empresas mineras, con laboratorios, especialidades, prácticas a los alumnos.
Hace ya más un mes atrás se produjo un nuevo derrame de relave en el cauce del río Aconcagua, que inicialmente quiso ser ocultado, el mismo en el que en nuestra niñez solíamos pescar. En Calle Larga se han producido muchos más. Es el agua que bebe nuestra gente.
Queremos una minería responsable, sustentable, que dé trabajo digo a nuestra gente, que contrate a empresarios de la zona, que cuide el medio ambiente, que otorgue seguridad, y que se construyan los proyectos con participación real, con inversión planificada para el real desarrollo de las comunidades, para que cuando se acabe el recurso, estas zonas sean altamente productivas por que invirtió, porque educó y capacitó.
Codelco es la empresa más importante de Chile. Con sólo el 30 por ciento de la explotación cuprífera, aporta más que la minería privada al país. Por eso debe ser más responsable que todos en la legitimación de sus actividades, para evitar que aquellos que siempre han querido privatizarla, logren consolidar aquello.
El nuevo gerente de Codelco Andina debe saber que existirá un oído razonable de muchos de nosotros, dispuesto a escuchar y dialogar, pero si esto no ocurriera, también debe saber que aquellos que amamos nuestro pueblo, estamos dispuesto a todo por la defensa de nuestra gente.
Nelson Venegas Salazar, Alcalde de Calle Larga
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